jueves, 24 de mayo de 2007

ANA KARENINA

ANA KARENINA
(TOLSTOY’S ANNA KARENINA)
JULIEN DUVIVIER, 1.948.


Capítulo Uno.- Todas las familias felices se parecen.
Cada familia infeliz, lo es a su propia manera.


Un cinco de noviembre de 1.913, nacía en La India Vivian Mary Hartley. Con sangre irlandesa en las venas, el mundo cinéfilo la conocería como Scarlett O’Hara, el encanto de la tierra roja de Tara en “Lo que el viento se llevó”; uno de los personajes más carismáticos y más fascinantes de la Historia del Cine.

Ocho años después de la mítica película, Vivien Leigh acataba las órdenes del director y guionista francés Julien Duvivier en una nueva adaptación cinematográfica de Ana Karenina.

“Ni una palabra, ni un gesto suyo olvidaría jamás. ¿Cómo podría?”

El clásico de la literatura universal, obra cumbre de l’amour fou, muestra la hipocresía de una sociedad reaccionaria (no exclusiva del siglo XIX), que colma de desprecio y soledad a quienes no siguen sus obsoletas normativas. Entre delirio y realidad, la protagonista, desesperada, no sólo comienza a dudar de los sentimientos del hombre a quien ama, sino también de sus propias posibilidades como ser humano. Una situación insostenible que la obligan a escapar de sí misma.

Cuentan las malas lenguas que no hubo ni un solo día de rodaje en el que las exigencias (entre ellas, alimentar adecuadamente a su gato New) y las continuas quejas de la Sra. Escarlata no crisparan los nervios del equipo técnico y, sobre todo, del director. Tanto es así, que el productor Alexander Korda (gran amigo de la actriz) ha de intervenir en numerosas ocasiones, viajando precipitadamente desde California para calmar los ánimos.

Finalmente, la película se estrenaría el 22 de enero de 1.948 en la capital británica y más tarde en Nueva York. Rodada en Rusia y en Londres, con una impresionante dirección artística de Andrej Andrejew, una excelente fotografía y un exquisito vestuario diseñado en París, se fracasa estrepitosamente en la contratación del actor principal (un debutante del que nunca más se supo) y, lo que es peor, se falla en la estructura narrativa. Puede que el error se encontrara en un guión nada brillante que evidenciaba las desavenencias surgidas entre el director y el productor, que apuestan por guionistas diferentes.

El resultado es un producto más preocupado en mostrar la fastuosidad de la Rusia zarista, las dotes interpretativas de Ralph Richardson (importante actor del teatro inglés) y la extraordinaria belleza de la protagonista (su rostro siempre aparece iluminado cuando todo permanece en penumbra) que en relatar con precisión la dramática historia.

La novela de Tolstoy ha sido llevada al cine en diecinueve ocasiones, a las que se suman cuatro telefilmes y tres series de televisión. Actrices de todos los tiempos y de muchas nacionalidades han dado vida a la enigmática dama, pero la crítica es unánime al señalar a la divina sueca como la Ana Karenina por excelencia. Greta Garbo interpretaría este papel en dos ocasiones: en 1.927 y en 1.935, en una producción de David O. Selznick

La trama propiciaría la pasión por los amores imposibles unidos a las estaciones ferroviarias. “Breve Encuentro” de David Lean, “Enamorarse” interpretada por Robert de Niro y por Meryl Streep y la reciente “Sin Control” protagonizada por el atractivo Clive Owen, son sólo algunos ejemplos de planteamiento de la Karenina-manía.

Ganadora de dos oscar, actriz de indudable talento y falsa sonrisa, protagonista de películas inolvidables... puede que Vivien perdiera las riendas de su vida en beneficio de un amor inadecuado (¿cuál no lo es?). Puede que destruyera su propia felicidad con ambas manos, como hicieron los personajes que la superaron. Puede que no le importara o que no hubiera salida. O simplemente, puede que siempre pensara que “realmente, mañana sería otro día”.

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