miércoles, 11 de julio de 2007

CHUECATOWN



FICHA TÉCNICA DE LA PELÍCULA

AÑO 2007
DURACIÓN 100 min.
PAÍS ESPAÑA
DIRECTOR Juan Flahn
GUIÓN Félix Sabroso, Dunia Ayaso, Juan Flahn
MÚSICA David San José
FOTOGRAFÍA Juan Carlos Lausín
REPARTO Pepón Nieto, Pablo Puyol, Concha Velasco, Rosa María Sardá, Carlos Fuentes, Eduard Soto, Mariola Fuentes
PRODUCTORA Filmax









Entre la “Rue del Percebe” y un episodio de la última temporada de “Aquí no hay quien viva”, los guionistas de esta adaptación libre (y pésima) del cómic de Rafa, se olvidan de que la creación de personajes almodovarianos sólo puede nacer de una gracia manchega que ellos desconocen. El director, mientras tanto, se olvida de dirigir. Los actores, de interpretar. El espectador, de lo que es el cine.

¿Cómo es eso de la nueva Ley?, ¿por cada película española que nos impongan, tendremos que ver tres americanas para no olvidar lo que es el cine?, ¿garantizará alguien la calidad de los productos impuestos?, ¿estarán éstos a la altura del público español?, ¿qué criterios regirán la concesión de subvenciones estatales?, ¿cuáles los estrenos posteriores?.

Cierto es que una buena película, la ve cualquiera, y que sólo los muy cinéfilos somos capaces de tragarnos cualquier bodrio y, además, de escribir sobre ellos; pero, incluso así, conviene no colmar el vaso de gotas de agua. Puede llegar un momento en el que también los “muy cinéfilos” abandonemos la sala de proyecciones, un hecho que no veía en los cines desde mi más tierna infancia, aquélla en la que me iniciaba con títulos como Nueva York bajo el terror de los Zombies. Por motivos diferentes, Chuecatown es la típica película de la que se puede decir eso de parece mentira que “halla ispirado” algo a alguien que no sean las ganas de salir corriendo.

Y, aun así, la cosa no pintaba mal en un principio remoto. Situaciones divertidamente absurdas, con un toque de humor negro, acompañadas de puntuales y efectivos golpes de risa. Personajes que luchan por salir del mármol que les envuelve, y que podrían haber resultado atractivos para el espectador. La frutera con aspiraciones literarias, el ejecutivo agresivo a lo “Spanish Psyco”, o la inspectora de policía que acumula todas las fobias inimaginables, se encontraban dentro del molde perfecto. Un argumento original y coherente, alejado de las típicas comedietas de cama y tetas a las que nos tienen acostumbrados, que tiende hacia el thriller inusual y curioso. Una propuesta que se atrevió a realizar graciosas alusiones al cine de Hitchcock, con la animadversión de Marnie (la ladrona) al color rojo y el cambio de nombre de Anthony Perkins (Bates por Foster) en Psicosis, de la que también se parodia la famosa escena de la ducha. Una tónica, en definitiva, que la habrían convertido en una película discreta y entretenida, especialmente recomendada para una sesión doble de DVD.

Sin embargo, la línea trazada no se sabrá mantener más allá de los primeros quince minutos de metraje, procediendo a la resolución de la trama con pantomimas derivadas de títulos míticos del mejor cine español. Me refiero, por supuesto, a las frases célebres de El Liguero Mágico (Antonio Ozores, 1.980), a los inteligentes chistes políticos de El Cid Cabreador (Angelino Fons, 1.983) y, como no podía ser de otra manera, a las grandes actuaciones de Cristóbal Colón, De Oficio Descubridor. Estos dos últimos, pertenecientes al género histórico, ése que mucho y muy bien cultiva nuestro cine. Títulos, todos ellos, con un denominador común que se mantiene impertérrito en la historia de Flahn, el que otorga a distintos personajes, iguales registros.


El resultado final, nos descubre una cinta cargada de despropósitos, que arrancan con un mal guión, coronado de peores diálogos; alcanzan a un novato director, al que de nada le sirven los planos cortos conseguidos a través de los espejos (típicos en la filmografía de Don Pedro, Almodóvar); para desembocar en unas lamentabilísimas interpretaciones. Las propias de un reparto condenado a una pésima dirección de actores, del que sólo sobrevive, y no en todos los casos, Pepón Nieto.

Llegados a este punto en el que el bodrio empieza a despuntar en todas sus direcciones, la única solución posible para evitar el desastre habría sido la de recurrir a una efectiva y engañosa publicidad, que pasara por titular el producto “El Misterio del Cuarto Oscuro”, ofreciendo un thriller erótico con desnudo integral de Pablo Puyol. El cine americano lo habría hecho. Ellos no tienen la sana costumbre de mentir mucho, pero mal. Mas, como tampoco eso nos funcionaría, llegamos a la conclusión, compatriotas cineastas, de que el único remedio eficaz para que el público no salte de su butaca en el minuto cuarenta y ocho y exclame algo tan español como ¡Vaya mierda de película!, no es otro que el de ponerse a trabajar... que ya va siendo hora.

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