jueves, 20 de septiembre de 2007

LA JUNGLA 4.0



FICHA TÉCNICA DE LA PELÍCULA

TITULO ORIGINAL Live Free or Die Hard (Die Hard 4)
AÑO 2007
DURACIÓN 130 min.
PAÍS USA
DIRECTOR Len Wiseman
GUIÓN Mark Bomback (Historia: Mark Bomback, David Marconi. Personajes: Roderick Thorp)
MÚSICA Marco Beltrami
FOTOGRAFÍA Simon Duggan
REPARTO Bruce Willis, Timothy Olyphant, Maggie Q, Justin Long, Jeffrey Wright, Mary Elizabeth Winstead, Cliff Curtis, Kevin Smith, Jonathan Sadowski, Andrew Friedman


Junto con el cristal, la jungla pierde la capacidad de entretener; objetivo principal –si no único- del género de acción. Las puntuales escenas rodadas con especialistas y el encanto –en otros guiones, irresistible- de Willis- MacClane, no logran evitar la quiebra de una delgada línea argumental de americanismo barato. Después de doce años, los seguidores de la saga se merecían mucho más que una sucesión de tráileres sin sentido

¿Cómo era aquella frase de Samuel Goldwing, inculto e insólito magnate de la Metro?, “Anoche fui a ver Hamlet. Está lleno de citas”. Me viene a la memoria cada vez que me aburro en el cine, y es que una manera inteligente de amortizar las más de mil pesetas que cuesta, es la de buscar “citas” que puedan ser recordadas. Ahí van dos memorables: “O me dices todo lo que quiero saber, o te inflo a ostias en tu propia casa”, y “Va a poner Yipi- qui- Yei, hijo de puta”. Que nadie se moleste en buscar más en una jungla tan limitada.

Una vez más, la industria cinematográfica americana vuelve a subestimar al espectador. Después de doce años, los seguidores de La Jungla de Cristal se merecían mucho más que una sucesión de tráileres sin conexión ni sentido, mucho más que ese amago de lo que la cuarta parte intenta ser y no termina siendo. Ni más ni menos que lo que suele suceder cuando cualquier guión “vale” para insertar escenas del “caos total” de Independence Day, sin tener en cuenta que ése nunca fue el espíritu de La Jungla, reinventora del género de acción. En última instancia, que a nadie se le olvide que Willis es un capullo íntegro y encantador porque los guionistas que inventaron a John MacClane así lo quisieron.







Se agradecen, sin embargo, las escenas de acción que son rodadas con especialistas, único homenaje a la historia original de 1.988. En ellas, no sorprenden los planos cortos y tramposos que incluye Wiseman para convencer de las habilidosas artes marciales de la chinita mala, sino los comentarios despectivos, xenófobos y machistas que le dedica el mítico detective de Nueva York, ahora desconocido. Vuelve a fallar el guión al tiempo que las escenas de golpe y puñetazo son sustituidas por un baile incansable de efectos especiales de última tecnología, que terminan haciendo creíbles las Mentiras Arriesgadas de James Cameron.

En el fondo, los estadounidenses adoran estar en peligro, y su cine sigue dando malas ideas para conseguirlo. Obsoletas, pero malas. Y es que el cuento de los ataques informáticos y la certeza de que “cualquiera, desde un garaje, con un ordenador, puede ganar la partida a los sistemas de seguridad, absolutamente incompetentes” ya los conocíamos gracias a productos como La Red, Conspiración en la ídem, La Prueba o la reciente e infumable Operación Stormbreaker. Tampoco nos son desconocidos los arranques de patriotismo barato; interpretación, quizás, errónea, de la célebre frase del presidente Kennedy, ni aquélla otra de Monroe que pedía “América para los americanos”, a la que sólo cabe añadir que este tipo de cine, también para ellos.





Es ésta una historia sin identidad propia, que, en no pocas ocasiones, se presenta como un mal collage de fotogramas tópicos del género. Una historia sustentada en un guión quebradizo, hijo de un argumento desfasado que no consigue captar la atención del respetable. Entre ridículos diálogos de besugos, patéticos monólogos y actores secundarios de telefilme, Bruce Willis se debe de sentir como un nuevo Marlon Brando, productor y estrellita, que, con rostro atribulado, no duda en meter mano en un guión –ya impresentable- para terminar de sentenciarlo. Ya comentaba el diablo que, de todas sus virtudes, la vanidad era la que más le satisfacía; y con una aseveración como ésta: “Si hubiera alguien más, le dejaría hacerlo, pero no lo hay”, quedan de manifiesto las pretensiones del actor.

Como dijo aquel genio, no puede haber una buena película si no hay un buen guión. El de La Jungla 4.0 se encarga de atentar directamente contra la figura de John MacClane, seductor de los años 90, ente molesto en las esferas policiales, para no conceder ninguna premisa que ayude a entender los propósitos de sus adversarios, ni el papel de sus acompañantes. Aunque no era fácil resistirse a la tentación de mencionar el 11S, afirmar que el fin de USA es el fin del mundo, que los tiradores pésimos siempre están en el lado de los malos y los ángeles de la guarda en el de los buenos, que los del FBI no tienen ni idea, y que todos los vuelos han de aterrizar para evitar suspicacias, sólo consigue precipitar la muerte de un gremio, el de los guionistas, que, en el presente siglo, no logra salir de su propia incompetencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ola Isa que tal? yo muy bien sin parar de bajarme cosas de rbd.Bueno que me gustan mucho tus criticas y que eres TIA MOLONA.astaluego.besicos.

travismagee dijo...

Hola, amigo,

Pues a mi me hizo pasar un buen rato esta peli.

Un saludo.

Angel "Verbal" Kint dijo...

Yo me lo pasé de miedo, si si...
un poco excesiva a ratos, pero bien bien por esa jungla 4.0...infinitamente mejor que la 3