jueves, 6 de septiembre de 2007

GRINDHOUSE: DEATH PROOF



FICHA TÉCNICA DE LA PELÍCULA

TITULO ORIGINAL Grindhouse (Death Proof)
AÑO 2007 DURACIÓN 95 min.
PAÍS USA
DIRECTOR Quentin Tarantino
GUIÓN Quentin Tarantino
MÚSICA Varios
REPARTO Kurt Russell, Zoe Bell, Rosario Dawson, Vanessa Ferlito, Jordan Ladd, Rose McGowan, Sydney Tamiia Poitier, Marley Shelton, Tracie Thoms, Mary Elizabeth Winstead




La desmedida pasión al dirigir demostrada por el realizador de Tennessee, su probada militancia cinéfila y su vasta cultura cinematográfica, que abarca desde la serie A hasta la Z, transforman un slasher de los setenta en el atractivo argumento que fascinara a cineastas como Carpenter o Spielberg. Death Proof es la aportación de Quentin Tarantino al proyecto Grindhouse y un homenaje a su propia filmografía.


Supongo que una de las consecuencias directas de haber estrenado las dos películas que componen Grindhouse por separado, y de comercializar éstas como “productos normales”, ha sido la avalancha de protestas vertidas por los espectadores sobre la “mala calidad” de Planet Terror; lo que, seguramente, ha propiciado la aparición de una graciosa “nota de empresa” en algunos cines, según la cual, “los desperfectos que muestra Death Proof son intencionados”. Más fácil habría sido explicar, desde el principio, que ambas forman parte de un homenaje a las películas de bajo presupuesto que, en los años setenta, pululaban por las salas de proyección americanas.
Un vez hecha la advertencia, conviene saber que las múltiples deficiencias técnicas que acompañan a estas producciones, (Death Proof y Planet Terror), no restan calidad al resultado final de las mismas. Las pérdidas de sonido, los fotogramas rayados, los intervalos que se ofrecen en blanco y negro y el desastroso montaje, son sólo un mero hecho anecdótico, y otra de las muchas genialidades que caracterizan a dos historias, en muchos aspectos, perfectas.

Para analizar seriamente Death Proof, hay que tener en cuenta que abordar la filmografía de Quentin Tarantino no es una tarea fácil. Adentrarse en ella, supone hermanar, irremediablemente, la dificultad con el más absoluto de los respetos. Por encima de su predisposición para la serie B, de su homenaje a las películas baratas karatekas, de su tendencia a la creación de situaciones, en apariencia, absurdas, y su obstinación por dibujar personajes, en no pocas ocasiones, irreales; se encuentra una singular sabiduría cinematográfica, que abarca todos los géneros, y culmina en un estilo inconfundible, imposible de hallar en el cine contemporáneo. Su original manera de dirigir, la inclusión de guiones desestructurados, herencia de Scorsese; la recreación de las impecables puestas en escena habituales de Kurosawa, y la obsesión por los detalles, le convierten en un cineasta de riesgo, con un coraje al límite, sólo comparable al que siempre demostró el mismísimo Welles. No cabe duda de que Tarantino es uno de los pocos Grandes que quedan.




Lo malo de “los Grandes” es que, a veces, se permiten la licencia de gastar una broma a los cinéfilos y obsequiarles con una de esas historias que sólo se pueden mirar con benevolencia conociendo el trabajo previo de sus directores. Recuérdese que incluso Huston aprovechó unas vacaciones por el Mediterráneo para dar al Séptimo Arte una incalificable parodia de El Halcón Maltés titulada La Burla del Diablo; y que éste, justo antes de dar a conocer Los Bastardos sin Gloria, parecía el momento indicado para no rodar en serio. Afortunadamente, ése no es el caso de Death Proof y, una vez más, Tarantino vuelve a mostrar su valía, a sorprender, a revolucionar el tedioso panorama cinematográfico.

Lo que se inicia como un típico filme de crímenes sangrientos, un slasher de los años setenta, pronto se convierte en el atractivo argumento que fascinara a directores como Carpenter o Spielberg. Tras la alusión directa a películas como Punto Límite Cero, La Indecente Mary o Larry el Loco, la memoria cinéfila nos arrastra hacia títulos de culto como Christine o El Diablo sobre Ruedas. Si a ello se le aplica el “toque Tarantino”, el éxito está asegurado.

La magistral definición de personajes, algunos de ellos, dibujados con sólo dos trazos; los diálogos interminables, que sólo en las mejores historias clásicas consiguen captar la atención del espectador; la profusión de detalles, que encuentran su irreemplazable lugar en la resolución del desenlace; los continuos guiños a los amantes del cine, y a los espectadores españoles (recuérdense los carteles de películas protagonizadas por Charo López); las referencias explícitas tomadas de Pulp Fiction, Jackie Brown y Kill Bill, hacen de Death Proof una de las mejores películas del año.

Para el recuerdo, la apuesta del cineasta por los masajes en los pies, el deleite que le producen los teléfonos móviles, la incitación a la lectura, el amarillo chillón, las mujeres de armas tomar y el playback. Para gloria del cine, el rodaje de una de las mejores persecuciones de coches de su Historia. Para sus seguidores, la búsqueda incansable del volumen dos.

5 comentarios:

Angel dijo...

Mítica y discutida película desde YA!!!
Gran salvaje la del choque de los coches y gran final!!!
Larga vida al rey Quentin!!!

Emilio Calvo de Mora dijo...

Cine sin prejuicios: cine para ver sin ideas preconcebidos, que es lo mismo: cine formidable para disfrutar sin mayores reparos : voy a verla mñana otra vez, en serio.

Angel "Verbal" Kint dijo...

Grandiosa, si si si
Viva Quentin

Stipey dijo...

Que grandiosa, ni que leches... Valiente bodrio...

Anónimo dijo...

Tarantino logra un trabajo muy entretenido, lleno de espectacularidad, intriga, tensión bien medida, jocoso humor y algo de terror.
Para conseguirlo ha dirigido maravillosamente a un grupo de, sobre todo, excelentes actrices jóvenes, algunas de ellas con experiencia tan solo anteriormente como especialista. En este sentido es todo un descubrimiento Zöe Bell que, por ejemplo, había sido la doble de Uma Thurman en "Kill Bill".